miércoles, 20 de octubre de 2010

Actividad obligatoria 2. Ensayo ¿Qué es educar?


¿QUÉ ES EDUCAR?

La educación es clave, lo sabemos todos. Es cierto que se ha desarrollado mucho en los últimos tiempos, pero no lo suficiente. Vivimos en un sistema basado en los resultados, en el que el fin justifica siempre los medios, y donde por lo tanto se reduce el objetivo del aprendizaje a los resultados, que son obtenidos en un momento puntual y a veces casi por accidente. No se le da importancia al proceso de aprendizaje, en el que el sujeto va aprendiendo de la experiencia, madre de toda sabiduría, que además le va forjando en la realidad que le rodea, amamanta y prepara para un futuro.

Esto conlleva varios riesgos. En primer lugar fomenta una competitividad insana y casi animal por la obtención de resultados, y en segundo crea una mala formación y alienación de la sociedad en la que estamos tan ocupados por llegar a la meta que no sabemos lo que está pasando a nuestro alrededor.

La presión del entorno puede llegar a ser tal, que justifica casi cualquier cosa para obtener un resultado. Claro, ni se te ocurra pararte a digerir lo que estás aprendiendo, a ser amable con el compañero, a intentar adecuar lo que se te enseña con la realidad social, ¡no se te está pidiendo! Puedes sacar un 10 sin tener esa capacidad y eso es todo lo que necesitas para llegar a la meta. De hecho se te critica si lo intentas, pues entonces estás perdiendo el tiempo que podrías utilizar para atiborrarte de lo que después tienes que vomitar. Qué decir tiene que cuestionar este sistema te dejaría K.O. social y laboralmente, o duramente aturdido en el mejor de los casos.

No se miran las habilidades sociales, humanas, que a veces se interponen en los resultados. Es lógico, se tarda más en educar a una persona que en hacerla memorizar. Esto hace que tengamos todos que seguir el ritmo frenético impuesto por un sistema desconocido al que hay que satisfacer y en cuyas manos dejamos nuestra satisfacción personal. Díaz Barriga (2006), habla de un “pregonamiento general del pragmatismo exacerbado, un estado de “placer” o “satisfacción” inmediato y una visión de lo útil.”

Pero es también el propio entorno más cercano, el que consideramos como báculo de nuestras desdichas, el que habiendo sido ya infectado puede estar haciéndonos más daño. El otro día escuchaba en la radio una entrevista al ex presidente del gobierno Felipe González, en la que desarrollaba algunas de las ideas de su nuevo libro “Mi idea de Europa”. Gran parte de la entrevista estuvo destinada a hablar sobre la situación educativa y social de España. Él remarcaba esta misma idea. “Los padres no dudan en pagar una entrada del piso a sus hijos, pero rara es la vez en la que están dispuestos a apoyar moralmente o financiar un proyecto, una idea abstracta, algo nuevo en resumidas cuentas. Prefieren que se haga funcionario y punto“. Y es cierto, muchos piensan que lo mejor es ir a lo seguro, a lo que ya está hecho por el sistema, para formar parte de él desde una posición “privilegiada”. Es una visión un tanto egoísta de la sociedad si lo pensamos, pues tendemos a criticar el status quo, únicamente cuando no nos es favorable desde un punto de vista personal y subjetivo. Sería algo así como mirar los toros desde la barrera, en lugar de coger el toro por los cuernos.

Son muchas las teorías sobre cómo inculcar esas capacidades sociales y humanas en la población joven, centrémonos en las que incluyen el entorno educativo como co-responsable en la formación de esos valores. Amparo Martínez Sánchez, en su división del campo didáctico, habla de tres dimensiones; la interactiva entre el profesor y el alumno, la curricular, y la situacional, en la que se incluyen aspectos ambientales, socio estructurales, organizativos y del clima del aula. Por su parte, José Ángel Paniego disecciona el ámbito educativo-escolar en varios apartados, entre los que se encuentran; realidades sociales, medios de socialización, medios instrumentales, actitudes cooperativas grupales, y el desarrollo personal.

Es cierto lo que dice Fernando Savater, cuando asegura que el ser humano no elige la realidad, y por ello debemos hacernos parte de ella , involucrarnos para que ésta se beneficie de nuestro conocimiento del mismo modo que nosotros lo hacemos de ella.

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