domingo, 5 de diciembre de 2010

El deporte es cultura. El deporte es arte.


En el partido de ayer, 4 de diciembre de 2010, Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura, fue invitado a hacer el saque de honor.


Antes de que protagonizara dicho momento, le hicieron una entrevista en el palco, donde le preguntaron acerca de su relación personal con el deporte. Aquí es donde asintió si miramientos que "no hay ninguna incompatibilidad entre el fútbol (deporte) y la cultura", y que "la expresión del deporte en general, forma parte de la cultura de un pueblo".


Muchos son los datos que me vienen a la cabeza en relación a esta afirmación, y todos ellos del libro "Educación Física, movimiento y curriculum", de Arnold (deportividad, cultura, arte, valores intrínsecos/extrínsecos, conocimiento práctico y teórico, etc...)


No fue solamente la imagen de ver a un Premio Nobel de Literatura sonriendo mientras le da una patada a un balón (una imagen vale más que mil palabras), sino la opnión que el mismo manifestó abiertamente, y con la convicción que proporciona el hablar de algo que afortunadamente está comenzando a darse por sentado.




Paralelamente a este hecho, pude apreciar algo parecido en la rueda de prensa post-partido en la que compareció el entrenador del Valencia Unai Emery; "En el fútbol, se puede ser muy bueno, pero también hay que tener valores humanos". Estas declaraciones, no obstante, existieron como crítica a Xosé Mourinho, entrenador del Real Madrid.

Juan Pablo, Semicharmed life...


"Hola, me llamo Juan Pablo, tengo 14 años y creo que no sé que quiero hacer en un futuro, ni en qué soy realmente bueno, al menos sin que me lo diga alguien antes, claro. Entre los exámenes que tengo que hacer todas las semanas, los deberes para casa, los sermones de mi profesor, las clases de inglés después de clase, las lecciones de piano y el equipo de fútbol, creo que no tengo tiempo casi ni para saber por qué respiro. Creo que a día de hoy aún no he podido elegir qué quiero hacer ni por qué, pero no puedo recriminarle eso a nadie, pues se supone que todo esto se está haciendo por mí... Mi madre me sigue diciendo que es por mi bien. Para que mi inteligencia sea “espoleada”, ser más listo que los de mi clase y para tener un mejor futuro. Espero que ese futuro llegue pronto porque lo que es el presente se me está atragantando bastante..."


En este relato, he intentado plasmar varias de las funciones sociales de la educación.


En primer lugar, se puede apreciar la de adaptar a los individuos al grupo. En este sentido, Juan Pablo está realizando un montón de actividades intra y extraescolares que se suponen imprescindibles para que pueda formar parte de la sociedad en un futuro de un modo adecuado. El único problema es que a veces nos olvidamos del individuo y hacemos cualquier cosa para que éste se pueda adaptar al grupo, y ése es el problema que está sufriendo Juan Pablo.


Asimismo, se puede ver como la función de selección social también tiene su representación. Ésta estaría relacionada con la anterior, pues Juan Pablo no está realizando esa cantidad de actividades sólo para un futuro, sino también para un presente. Se supone que ahora es mejor que otros niños porque está haciendo más actividades y eso repercutirá en que en la escuela le vaya mejor ahora. Se hace una relación directa entre destacar en la escuela hoy, con la de destacar en un futuro. Y es que según dice él, la diversidad de actividades que hace, le ayudarán a rendir más en el colegio pues su inteligencia estará siendo “espoleada”, aunque él no sepa lo que eso quiere decir.


A su vez, esto recién descrito estaría relacionado con la función de promover el desarrollo material de la sociedad, pues a Juan Pablo se le está otorgando una base y una selección que elevará su nivel cultural, y que en consecuencia mejorará el futuro de su país. Sobre él se está depositando el derecho y la responsabilidad de que el futuro de su país depende de la calidad de sus conocimientos.


En conclusión, se han visto tres funciones sociales específicas. Bien llevadas podrían tener una justificación extrínseca muy válida, pero en el caso de Juan Pablo no es así, pues no son un complemento sino el centro de su educación.


Autoevaluación: Creo que en esta actividad me pondría un 9. Pienso que he podido relacionar los contenidos de una forma concisa y clara, y el hecho de explicar el relato en primera persona ha hecho más personal el trabajo, cosa que ha hecho que varios compañeros optaran por seguir el mismo formato cuando leyeron el relato unas semanas atrás entre los comentarios. Quizás me haya olvidado de alguna función social, pero creo que tres es un número suficiente para explicar el objetivo del trabajo en menos de 500 palabras. En general estoy bastante satisfecho del trabajo realizado.