martes, 12 de octubre de 2010

Actividad obligatoria 1. "El valor de la enseñanza"

EL VALOR DE LA ENSEÑANZA


Este capítulo trata varios temas subyacentes, pero todos ellos giran alrededor del mismo eje; El valor humano, social y moral que se está olvidando y que tanta falta hace, y el proceso mediante el cual se erradicó lo humano para darle el protagonismo a lo instrumental.

Comienza con la importancia de lo social, las relaciones humanas. Habla del tiempo y del espacio como el escenario sobre el que nos tenemos que mover. El espacio por ser nuestro hábitat, y el tiempo como algo relativo, pues no ha vivido más quien más años ha vivido, sino quien más vida ha tenido en sus años. Esto conlleva que cualquiera pueda aprender de cualquiera, profesores de alumnos, padres de hijos, niños de otros niños, etc… Es una crítica clara a lo jerárquicamente establecido, donde las relaciones son unidireccionales para alimentar la vanidad de los supuestos eruditos. Se puede relacionar con el nuevo sistema educativo, donde los alumnos pueden enseñar algo al profesor, forman parte activa de la clase.

Hoy en día se le da más importancia a los aspectos funcionales, y “políticamente correctos” que a los humanos, cuando el protagonismo debería ser compartido en el peor de los casos. Se comenta en el capítulo que alguien para aprender algo tiene que tener en cuenta el pasado para poder relacionar el nuevo contenido, y también el futuro, para que ese contenido pueda perdurar. Pues bien, para que esto se dé es imprescindible el factor humano, el no estar alienado de la gente, el no sentirse mejor o superior por dominar factores funcionales. Lo aprendido se debe relacionar, y para ello es necesario abandonar la idea de educación de que los alumnos deben vaciar sus cabezas para llenarlas de la sabiduría de las “eminencias”. También se tiene que poner en práctica, por lo que habrá que relacionarse con el mundo para demostrar que se entiende. Esto me huele a boloñesa…

Para explicar esto, Savater hace un trabajo espléndido al explicar algo tan contundente y objetivo como la historia del mundo como principal razonamiento que soporta esta idea.
Habla de que en Grecia había un pedagogo, quien se dedicaba a enseñar a los niños los valores humanos, sociales y trascendentales para la vida, y un educador, quien se centraba en los factores instrumentales. Se le daba más importancia al primero, quien preparaba para una vida activa, que al segundo, quien enseñaba las facultades necesarias para la vida productiva. No obstante, los dos tenían su parte del pastel.

También hace referencia a John Passmore para explicar lo mismo de un modo distinto. Las capacidades abiertas y capacidades cerradas. Las capacidades cerradas son aquellas que se pueden dominar absolutamente. Aquellas cuya práctica hace la perfección y en las que el automatismo es el límite de lo que es considerado más funcional que otra cosa. Por otro lado, las capacidades abiertas son todo lo contrario. Las cuanto más se ejercitan más se complican y cuyo completo dominio es imposible, pues su margen de mejora es infinito. Ejemplos serían el razonar, hablar, etc..

Estas últimas están ligadas a lo denominado “capacidad de aprender”. Esa actitud e inquietud que llama activamente al aprendizaje, sin el estímulo de una persona “superior” que motive a abrir la cabeza para entonces llenarla de datos. Es algo de muchísimo valor, pues no tiene fecha de caducidad ni de expiración con la entrega de un diploma.

Todo lo descrito se puede relacionar fácilmente con la situación del cambio de modelo educativo actual. Hasta ahora, se le da más importancia a lo funcional, instrumental y automatizado que a lo natural, social y humano en el aprendizaje. Sólo se buscan “almacenes que llenar”, o “estanterías vacías” que se dediquen a satisfacer lo establecido y no cambien la situación que a tantos puede estar beneficiando egoístamente. Se debe recuperar el “intercambio social”, el “reconocimiento de lo humano”, que haga a las personas libre para poder elegir. Se le daría más al “coco”, y se fomentaría el pensamiento crítico que los de arriba tanto temen (curriculum oculto). Los alumnos con el plan Bolonia son tratados de un modo igual que los profesores. Se les da la oportunidad de ser útiles en base a su poder humano, social e intuitivo.

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